Compartir pasión no es algo extraño, tampoco lo es – aunque si poco habitual – llegar a poder ver competir juntas a una madre y una hija. La situación más excepcional se da en el senior femenino del CB Ifach Calpe, dónde tres madres comparten pista con sus hijas cada fin de semana.
Habitualmente los progenitores inculcan valores, hábitos y comportamientos, pero muchas veces ocurre que transmiten tanto amor y motivación por algo, que esto acaba convirtiéndose es una pasión para sus hijos. Es el caso de Ana (48 años), Cristina (45 años) y Pepa Llobell (43 años), logrando inculcar en sus hijas Àngela, Cristina y Belén la pasión por el baloncesto.
En diciembre de 2018 conocimos el caso de Cuca Espinosa, que fundó un club en Alberite (La Rioja) y llegó a jugar con sus dos hijas en el mismo equipo. Pero en el caso de Calp se trata de algo único.
El CB Ifach Calpe formó este equipo para dar la oportunidad a que mujeres de todas las edades pudiesen jugar a baloncesto. En un principio, desde la directiva aseguraron que el otro senior del club reforzaría al equipo con algunas jugadoras. Sin embargo, dicho equipo está inscrito a través de otro club, por lo que esta opción no se pudo contemplar. En su lugar los refuerzos fueron las juniors, como son Belén Sellés (17 años), Cristina Barco (16 años) y Àngela Ivars (17 años).
De esta forma se ha cuajado un equipo de lo más variopinto, en el que reina el sentimiento de juventud cuando cada una de ellas pisa el parqué. Unidas forman un equipo lleno de energía, con carácter y arrojo.
El equipo juega en el grupo F de Preferente, aunque el único objetivo es competir para divertirse. Con ello han logrado reclutar a varias compañeras, como Tamara y Maite, que jugaron de pequeñas a baloncesto, pero que hasta ahora no habían vuelto a vestirse de corto.
Pepa y Àngela
Pepa Llobell bromeaba sobre su regreso a los terrenos de juego: “nos engañaron, nos dijeron que jugaríamos contra otras mujeres de nuestra edad, pero son todas jóvenes”. “Podríamos ser sus madres, nunca mejor dicho”, rectificaba.
Pepa y su hija Àngela comparten posición, ambas son pívots, pero además es reseñable la similitud en el juego de ambas. Cualquiera diría que son madre e hija.
Además, Pepa se siente orgullosa de seguir jugando. Y más aún de poder hacerlo con su hija al lado, aunque afirmaba que el mérito es de todas las veteranas, que siguen dándolo todo.


Cristina y Cristina
Cristina Villar comparte pasión y nombre con su primogénita. Entre ambas hay una química especial y se ve a leguas que se entienden a la perfección, algo que también se ve reflejado a pie de pista. Además de jugadora, Cristina también ejerce de entrenadora del equipo.
‘Cris‘, su hija, está lesionada actualmente y, a pesar de ser la más joven del equipo, muchas veces la asiste en los partidos, aconsejándole sobre las tácticas a seguir o que cambios deben hacerse.
No obstante, Cris desea volver a botar la bola en la pista de nuevo pronto y asegura que va a seguir jugando con su madre hasta que se retire. “Espero que sea antes que yo”, decía entre risas la menor del grupo, quién revelaba también que “lo mejor de jugar juntas es la sensación de celebrar una canasta suya, es algo que me llena”.


Ana y Belén
El caso de Ana Perles es muy diferente, ya que ha estado muy vinculada al baloncesto durante toda su vida, por raíces familiares y tras muchos años siendo anotadora, llegando incluso a la ACB. Sin embargo, hasta esta temporada nunca había jugado estando federada. Todo lo contrario que su hija Belén, que se podría decir que dio sus primeros pasos en el Pabellón Domingo Crespo.
Ana y Belén se calzan las botas cada fin de semana y hacen gala de un vínculo muy especial que las une. Las dos coinciden en la motivación de seguir jugando: “nos reímos mucho”.
Sobre esta situación, Ana explicaba que “es muy raro que se den estos casos, pero el poder compartir el deporte que nos gusta es una gozada”. Por su parte, Belén era tajante: “yo juego por ella, me encanta jugar con mi madre”.
La más joven de las dos se lo toma a risa: “a las rivales les choca cuando estamos en pista y decimos ‘mama, pásame el balón’”. Pero asegura que es algo que también pasa entre ellas, “no es la primera vez que chillas ‘mamá’ y se giran las tres”.
Igualmente, Ana hacía alusión a la unión del equipo, porque “teníamos muchas ganas de que en Calp hubiese un equipo de mujeres de todas las edades y esperemos que continúe mucho tiempo más”.


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